Los bancos son conscientes de que los pagos digitales forman parte de la vida cotidiana. Por eso la transformación digital es condición sine qua non para mantener su competitividad y su cuota de mercado.
Sin embargo, el efectivo no solo sigue ahí como un método de pago preferido, sino que su uso está creciendo, así que ofrecer acceso a él es, también, una necesidad.
Y puesto que el cajero automático o la sucursal de momento son las únicas maneras de obtenerlo, ¿cómo conciliar esta tendencia con la estructura de costes que lleva a la reducción del número de oficinas y personal bancario?
Tenemos claro que los bancos no son entidades aisladas, sino que también son empresas que se debaten por hacer crecer su negocio en un panorama donde cada vez más agentes entran en el juego compitiendo en unos u otros aspectos: desde los neobancos hasta las oficinas de correos.
Desde Auriga escuchamos en la conferencia ATMIA Europe and Emerging Markets 2024 los problemas y necesidades de los bancos para optimizar sus procesos y reducir sus costes de forma que puedan seguir prestando servicios de efectivo allí donde se necesitan.
Para ellos, la digitalización es fundamental, pero también lo es el efectivo, y la clave está en lograr que los pagos en metálico y los digitales coexistan dentro de una estrategia omnicanal que dé servicio a la población.
El dinero como producto de consumo
Porque no debemos olvidar que, como empresas, los bancos ‘venden’ un producto que en su caso es, precisamente, el dinero.
Así, cuando un usuario saca efectivo de un cajero está ‘adquiriendo’ ese producto –igual que lo hace al comprar una barra de pan de la panadería, o unos zapatos de unos grandes almacenes-. Poner ese producto en circulación requiere de unos costes de producción, gestión y manejo que deben ser equilibrados con el beneficio que se obtiene, para una cuenta de resultados saneada y un negocio viable.
En el contexto de una estrategia bancaria omnicanal moderna, los cajeros automáticos siguen desempeñando un papel crucial, incluso frente al crecimiento de los pagos digitales. Al integrar el efectivo y los pagos digitales, los bancos españoles pueden atender mejor las necesidades de sus clientes, garantizando un acceso seguro, eficiente y conveniente a los servicios financieros.
El dilema del acceso al efectivo
La transformación digital es fundamental, como lo es modernizar las infraestructuras de cajeros automáticos hacia modelos más avanzados para hacerlos más eficentes en costes, garantizar su integración en el ecosistema de pagos ahora más amplio y seguir prestando el servicio que demandan los consumidores.
Aquí, por ejemplo, el proceso de cash-in-transit, especialmente en zonas más despobladas o remotas, supone uno de los mayores costes del sistema de efectivo, y la innovación introduciendo cajeros recicladores que evitan gran parte de toda esa infraestructura necesaria para recoger y distribuir el efectivo, una importante baza que todavía está por explorar por parte de muchas entidades.
Por otro lado, hay exigencias por parte de la sociedad y de las administraciones públicas para que ese acceso al efectivo esté lo suficientemente capilarizado como para que todos los usuarios tengan acceso él en su población, barrio o entorno rural.
El reto actual para las entidades financieras es estudiar cómo la tecnología puede ayudarles a gestionar el flujo de efectivo y las transacciones para hacer frente a la ineficacia y a los elevados costes del efectivo en sí, que se han señalado como algunas de las principales preocupaciones en relación con la gestión del efectivo. Por lo tanto, es crucial que las instituciones de servicios financieros aborden estas cuestiones y ofrezcan una sólida estrategia integral de gestión del efectivo.
Tecnología solucionadora
Aprovechar la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático y el monitoreo de datos en tiempo real para optimizar los procesos de reposición y pronóstico de efectivo.
Con estas herramientas, se pueden reducir los costos innecesarios, disminuir las interrupciones en el servicio y minimizar los tiempos de inactividad de los cajeros. Un ejemplo de esta innovación queda patente en nuestro nuevo módulo WWS INSIGHT. Esta solución permite a los bancos analizar los datos de sus canales de autoservicio, aumentando la disponibilidad de los cajeros y reduciendo los costes de gestión y mantenimiento.
La modernización de la gestión del efectivo es, en fin, no solo una mejora operativa, sino una inversión en la inclusión financiera y la satisfacción del cliente en un momento como este en que la banca se enfrenta a retos que definirán su futuro.